Djokovic: Cada vez más cerca de la cima

El serbio, campeón. Venció a Andy Murray por 6-4, 6-2 y 6-3 y amenaza el dominio de Nadal y Federer.



Novak Djokovic ya había recibido el habitual aplauso que los periodistas dedican al campeón en su primer encuentro con ellos luego de consagrarse campeones. Pero el trofeo tardó un poco en llegar y ya con la conferencia iniciada apareció de la mano de uno de los oficiales de seguridad, que la dejó en el borde del escritorio. “Traela un poquito más cerca mejor”, lanzó chispeante. Y enseguida, mientras le hacía una caricia a la copa, agregó: “Tranquila, bebé, tranquila”. Empezaba a hacerse cargo de su gran triunfo.

Antes había sido tanta la superioridad mostrada por el serbio en la final del Abierto de Australia que apenas festejó cuando Andy Murray cometió un nuevo error, el último, y llegó por 6-4, 6-2 y 6-3 su segunda coronación en Melbourne . Aunque luego diría que era por respeto a su rival, en el momento posterior al triunfo dio la impresión de que Djokovic sentía que este torneo era sólo un paso grande hacia el objetivo principal: dar una pelea verdadera por ese tope del ranking mundial que en los últimos años coparon Rafael Nadal y Roger Federer .

El choque de ayer mostró al serbio mucho mejor parado que Murray para dar esa batalla. Por sus magníficos impactos y sobre todo por una cualidad a veces ignorada pero que fue una gran clave de la final: su enorme capacidad para defenderse. Y para sacar del partido a un rival que se equivocó demasiado.

Djokovic confirmó los pronósticos que le adjudicaban cierta ventaja, aunque poco antes del partido algunas especulaciones empezaron a inclinarse a favor del escocés. ¿Por qué? Algunos creían que el clima le iba a aportar una ventaja. El intenso calor, que recién apareció en el último día del Abierto de Australia, obligó a cerrar el techo corredizo del estadio Rod Laver y abrirlo pocos minutos antes de la final. La cátedra indicaba que esas condiciones meteorológicas iban a favorecer a Murray porque los piques iban a ser más rápidos y altos. Además de que Djokovic suele sentir más el cansancio ante las temperaturas elevadas. Después, tal como suele ocurrir en Melbourne, la noche trajo algo de alivio y el termómetro se ubicó alrededor de unos apacibles 30 grados cuando empezaba la final. Y lo cierto es que dentro de la cancha al serbio no lo afectó casi nada.

El número 3 del mundo se mostró más seguro desde el comienzo del partido, aunque la diferencia en el primer set recién se marcó con nitidez en el momento de la definición. Fue en el décimo game, cuando consiguió concretar esa leve diferencia que puede haber entre dos grandes. Djokovic se puso break point luego de defender otra vez como un león para forzar el error rival en un punto larguísimo, que tuvo 38 golpes. Murray sintió la presión, cometió una nueva equivoación y el parcial se cerró en 6-4.

El escocés, quien hasta ese momento se había mantenido enfocado, empezó a perder el tren del partido desde lo psicológico y a tener cada vez menos precisión. Sobre todo con su revés, causal de 25 de los 47 errores no forzados que cometió en la final . Djokovic lo aprovechó y, más allá de algunas dudas para cerrar el segundo set -llegó a estar 5-0 arriba y set point- se encaminó con el 6-2 hacia la victoria. “Nole, Nole, Nole”, sonaba el grito de los hinchas serbios en Melbourne, que acompañaban el recital de su ídolo. Desde la privilegiada posición en que Clarín vio el partido, a la altura de la superficie y a diez metros de los protagonistas, impactaba como nunca ver a Andy Murray con la mirada triste y la expresión de un boxeador confundido. Sólo atinaba a manotazos de ahogado ante el tenis perfecto del número 3 del mundo. Y en el set final, Djokovic dio el golpe definitivo al quebrar en el octavo game y cerrar en el noveno luego de una nueva equivocación del escocés.

“Todavía Rafa y Roger son los dos mejores del mundo. Pero es bueno ver que hay nuevos jugadores que están en la definición de un Grand Slam”, afirmó Djokovic después del partido ante una nueva pregunta sobre el presunto comienzo de una nueva era, tema que dominó el mundo del tenis en estos días a raíz de la ausencia, por primera vez en tres años, de Nadal y Federer en la definición de un torneo grande.

Tal como reclamó el suizo, hay que esperar un poco. Pero también es cierto que su ausencia en cuatro finales seguidas de Grand Slam hace pensar que su declinación -no podría decirse lo mismo del español- está en marcha. En Australia, Novak Djokovic le puso su firma ganadora a este capítulo. Y con el agregado a su juego de una mejor capacidad para defenderse, picó en punta en la lucha por desplazarlo y acercarse a la cima del tenis mundial.

Fuente: Clarín.